Travesía vallina nospotentra

sábado, 23 de junio de 2007

Ca32

(23 Junio 2007)

Caballeros; adjunto la memoria de nuestra grata experiencia vivida el fin de semana. Confío en que sea del agrado de todos, todo sea correcto y no haberme extendido en exceso, ya que hemos de recordar que es mi primera experiencia así en este campo. Saludos a todos.

Es este fin de semana inamovible y comprometido semanas antes cuando íbamos un gran grupo, cada uno con su labor. El equipo A que bajaría al Canto y dormiría en el Relax, el equipo de Juancho y Pedro que bajaría a la CA32 en lo que resultaba su primera exploración y un equipo de tierra (que así llamo yo) que como en otras ocasiones seguiría buscando agujeros sopladores y demás...

Llegábamos el viernes noche a la Ermita a una hora moderada, encontrándose ya dormidos parte de los compañeros, cenábamos algo y a dormir. El sábado el equipo A partía dirección al Canto y poco después nosotros a cumplir con nuestro trabajo. Partimos del coche a las 9:20, y en una hora localizábamos la boca de entrada sin duda alguna por la referencias que tomé meses atrás (como para no acordarme con lo que nos había costado encontrarla) en la primera ocasión en que allí había estado. Tardaríamos entonces Lolo y yo más de 3 horas en llegar y localizar la boca de entrada debido a la gran acumulación de nieve existente en la mayor parte del recorrido.

Ya preparados comenzábamos a bajar hasta la base del P106 (-150m). En mi anterior incursión me había quedado en la cabecera del mismo mientras Lolo instalaba alguno de los fraccionamientos, labor de la que tuvo que desistir dado el enorme e incomodísimo goteo que en ese día existía en toda la sima. Llegados a la base del pozo accedíamos a la pared que habríamos de ascender, una vez nuestros compañeros semanas atrás habían bajado el pozo en su totalidad, comenzado tal labor instalando un primer spit y habiéndose quedado la punta de exploración en este punto.

Comenzó Pedro ascendiendo, resultando que la ventana que a 1 metro distaba de ese spit era un meandro, por el que posteriormente seguiríamos. No resultaba necesario entonces instalar esa pared de 10 metros que desde abajo se observaba, aspecto que nos motivó bastante. Resulto muy incómodo superar ese metro y medio escaso ya que el apoyo de los pies era tierra, la cual se desmoronaba al más mínimo movimiento. Una vez los dos arriba se instaló un spit no sin complicaciones y falta de experiencia a fin de poder facilitar el descenso y posteriores exploraciones.

Progresamos por el meandro unos cuantos metros superando un paso estrecho, encontrándonos una pequeña sala con unos bloques, instalando en una pequeña galería de su parte izquierda un segundo spit con reaseguro a una columna ya que aunque el anclaje gozaba de buena pinta, Pedro no quedaba confiado del todo. Este pozo tendría unos 8-10 metros que descendimos rápidamente hasta encontrar de nuevo otra sala en la que se iniciaba una galería de unos 150-200 metros de longitud, orientación NE, y por la que perfectamente se transitaba de pie, a excepción de algún paso en el que debíamos gatear por la formaciones q decoraban la misma.



Puesto que inicialmente nos dirigíamos a lo evidente, íbamos dejando a nuestros lados galerías y gateras. Llegando a un brusco giro a derechas encontrábamos una pequeña balsa de cristalina agua con gours (eran como corales de polvo blanco) que conseguimos no pisar (abiertas las piernas), respetando así la maravilla que el paso del tiempo ha creado. Pocos metros mas adelante un obligado tobogán sin problemas de destrepe y posterior regreso. Habiendo recorrido la totalidad de la galería aparecía una bifurcación, a nuestra izquierda un pequeño destrepe y una rampa de unos 8 metros la cual la daba a una sala con caos de bloques y sin posibilidad de continuidad. A nuestra derecha, una galería que llegaba a la base de un enorme pozo cuya base quedaba un par de metros por debajo del nivel al que estábamos. Unos 5 metros de ancho y 50 metros de altura, sus paredes totalmente lavadas. ¡¡Tiene que dar a la superficie, pero a saber donde.!! decíamos.



Comprobado este aparente final fuimos retornando poco a poco, trasteando por todas las gateras y galerías laterales que a la ida habíamos observado. A nuestra derecha (izquierda a la ida) bajamos una galería que realmente era un macro tobogán sin problemas en su descenso (siempre que este seco el suelo), y hacía la mitad del mismo en su parte central comenzaba a formarse un meandro desfondado, superable fácilmente por el hecho de andar con las piernas abiertas. Finalizado este tobogán se llega a una pequeña sala en la que de frente aparece una nueva galería por la que rápidamente has de echar las rodillas al suelo y podo después acaba colmatada. Pero en el punto de unión del tobogán y el suelo de esta sala, el meandro se convierte casi en vertical, fácilmente destrepable, dando acceso a lo que parece ser otra galería inferior y que por falta de tiempo hubimos de desistir en conocer.

De vuelta, a nuestra izquierda y en el suelo observamos lo que parece ser el acceso a un pozo no vertical por el que a fecha de hoy no entra una persona, pero que seguro nuestros amigos en su próxima exploración sabrán cómo hacer para darlo de sí. Es quizás en este punto donde más pudiera soplar el aire (no era día para ello según el equipo de tierra) por la estrechez existente, ya que en el resto de la exploración no dimos con ningún otro punto donde se apreciara corriente de aire.

Dos trepadas más hizo Pedro a fin de mirar incógnitas de las cuales una de ellas ha quedado igual que estaba, quedando la misma pendiente para una próxima vez. Ambas a nuestra izquierda, (derecha a la ida) la primera de ellas comunicaba con la segunda. Por esta segunda trepada de unos 4 metros se tuvo acceso a un resbaladizo tobogán en el que Pedro tuvo la sensación de que sus pies se hundían al pisar por él, desistiendo en el intento al no ir asegurado con cuerda. Pudo observar al final de este tobogán lo que parecía otro pozo.




Llegando de nuevo a la base del P106 ascendimos el mismo, nos colamos de nuevo por el paso del Cortafríos y yo aparecía en superficie a las 21:00 horas. Algo había bajado la niebla respecto a la mañana, pero sin problema alguno para el retorno al coche al que llegábamos a las 22:00.

Ya algo aseados y recogidas las cosas esperándonos se encontraba el equipo de tierra y demás gente a la que ilusionados describimos todo lo que habíamos descubierto, a la espera de que más adelante puedan reflejar con precisión y detalle en topografía todo lo hoy explorado confiando en que lo expresado por nuestra parte no haya tergiversado la realidad. “La suerte de los principiantes hemos tenido”; comentábamos. Por ello, y si a todos los compañeros por unánime consenso les parece correcto podríamos denominar a la galería “Galería de los Principiantes”.

Juancho, el que suscribe lleva algo más de un año dedicado a la espeleo y Pedro bastantes más, pero en esto de la exploración ambos somos neófitos. Asevero que en mi caso (imagino que en el de Pedro también) es de las actividades más emocionantes que he vivido, teniendo en cuenta que alguna cumbre de 4000 he hecho por los Alpes que es lo que más asemejo a lo vivido el sábado. Encontrándose estas cosas la primera vez como principiantes desde luego que motivan a uno, e incitan a volver cuanto antes de nuevo...

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