Travesía vallina nospotentra

martes, 6 de marzo de 2007

Ca32

Durante el fin de semana del 3 y 4 de marzo de 2007, un grupo de exploradores fue a San Roque de Riomiera para continuar la exploración donde la dejaron Juancho y Lolo el finde de la nieve.Leamos el relato que hizo Alfredo sobre lo acontecido antes, durante y después de la visita a la Ca32."... La cosa empezó mal, porque el Josechu, el Juanma, el Lobato, el Lolo y el otro Juancho, pusieron excusas de lo mas dispares. De los demás no digo nada; el espeleomembrillo se quedó en casa descojonando el foro, solo para boicotearme y Javi Gallego se había dispersado.

Adolfo, Antonio y yo, dormimos en nuestra suite de la ermita de San Roque. Lo de "dormimos" es un decir, porque les ha dado a los lugareños por salir de marcha y cuando vuelven a las tantas de la madrugada, se paran en la ermita y tocan el claxon para a continuación salir quemando ruedas... Total; que no pegamos ojo.

A una hora muy temprana, Antonio nos despierta y empieza..., - que si vámonos, que si hay que llegar pronto -... y nosotros ni puñetero caso. Adolfo y yo, que habíamos urdido un contubernio republicano en su contra, después de tomarnos un cafetito y con la excusa de que no teníamos agua, le liamos para bajar a un bar a comprarla. Todo cerrado a esas horas. A esas horas, por Calseca solo está despierto el gallo y ...Antonio.

Bueno, pues como estaba cerrado en San Roque, y Adolfo y yo no queríamos irnos al agujero sin tomar otro café, nos subimos a la finca de Miguel Ángel y Mercedes, que ellos seguro que tienen agua. Una vez allí, resulta que la parejita tenían montada una reunión de contratistas y constructores sobre las obras de su cabaña y nos dieron las tantas. No acaba ahí la cosa, porque como Antonio también se ha hecho terrateniente, lía a los constructores del Miguel Ángel, para que le hagan un presupuesto para arreglar su cabaña. Hala, todos hasta la antena a seguir perdiendo el tiempo. Adolfo y yo no. Adolfo y yo nos tomamos dos cafetitos en el Casa Setién, que a esas horas ya estaba abierto, y otro con Merche en el Camping Lunada. En resumen, mañana de cafés y de fincas, que para eso somos hacendados.



Traslado desde la antena hasta C’a Cipriano para subir a Bordillas y por fin arrancamos a las tantas, porque ellos y ella sostienen que se tarda menos en bajar desde la antena hasta C’a Cipriano y subir por Bordillas que, como yo sostenía y sostengo aún, subir por el camino viejo de Bernallán, o mejor aún desde el Collado de la Espina, y ¡hala! todo cuesta abajo. Es de ley comentar, que únicamente me endiñaron la taladradora ( y además sin batería ), porque estoy muy mayor y padezco de la espalda. Yo para no despreciar su sacrificio, me dejo querer..., por supuesto.
La Merce se puso el uniforme feminista nada mas empezar a subir y ya nos fue dando el cante toda la subida sin que se le acabase el fuelle. Y es porque no nos entiende. ¿De que van a hablar cuatro tíos en el monte y mas éste año, que de fútbol podemos hablar poco porque el Madrid va fatal?. Pues está claro para todo aquél al que preguntes, que hay que hablar de tías. Pues bueno, está claro para todo el mundo, menos para ella. Y eso que el Miguel no abrió la boca en todo el camino. Pero claro, como éramos tres contra ella, nos crecimos, y la triple A, Antonio, Adolfo y Alfredo, todo el rato poniéndolas a parir en general, a ellas...

Con éstas llegamos al agujero... La triple A en cabeza y la parejita de coche escoba. No llevo agua porque me han dicho los otros de la A, que llevan ellos. No llevo una mala driza, porque se supone que voy con los buenos, con los machazas. Los aparatos y dos míseros mosquetones, que no acabo de fiarme yo de éstos.



En el primer fraccionamiento, ya se empieza a vislumbrar lo que va a ser la aventura. Como Antonio está fatal de la memoria, no se acuerda que él pesa casi ochenta kilos en canal, mas veinte que lleva en la saca, cuando él se dispone a fraccionar, la cuerda es un metro mas larga que para el común de los mortales, con lo que...ATENCIÓN:¡Que lo sepa todo el mundo!; tiene una extraña propensión a dejar las combas cortas así que, nada mas llegar a la primera chapa ( que por cierto, tiene un roce a la subida ), los pesos plumas del equipo, Merceditas y yo, contamos con un metro menos de cuerda y no podemos ni abrir el descensor. Menos mal que hay oficio y después de un par de amenazas de llevarle a la Wes, salimos del paso. De ahí, otro saltito hasta el fondo del pozo de entrada, donde todos creíais que estaban los restos de una vaca.


Pues no señores, no. Mis fuentes me han informado que se trata de los restos de un toro que era de un amigo del Padre de Cipriano. El tío "Nosequeee" que andaría corriendo a las vacas de Bordillas. No me aclararon si el que corría a las vacas era el toro o el tío "Nosequeee". Luego viene una subidita de nada con un solo spit, que da a una ventana con otro pocillo con la cabecera tras un pasamanos, donde ya vas entrenando para hacer como Tarzan. Mas vale que no se rompa nada en ese pasamanos...aunque bien mirado, como en el fondo del pozo hay un charco profundo, pues tampoco pasa nada.


Once metros para abajo, das el grito y te cambias de liana, para subir a un comodísimo meandro, donde esta el Paso del Cortafríos, que no se porque se llama así, pues no corta el frió ni ná.
Otro meandro, cómodo, amplio, acogedor y llegamos a la escena del crimen. A esta alturas, Mercedes y Miguel, se habían rezagado, para fotos o lo que surgiese..., y Adolfo y yo mandamos a Antonio a que se enfrentara con la negrura del abismo, mientras nos tomábamos otro cafetito en mitad del meandro, que para eso estábamos probando un termo.

Le explicamos a Antonio, no una, sino varias veces, como era la maniobra que pretendíamos hacer y con la que, además, según contó mas tarde, estábamos todos de acuerdo. Ir instalando una cuerda nueva de 10 mm y 100 metros, desde la misma cabecera, para ir llevando hacia abajo las de 9mm, que se habían instalado en la salida anterior. Pues no. Se le olvido. Antes de bajar nos pasa la saca en la que se le ha abierto la botella con toda nuestra agua, lo que nos condena a la deshidratación o a chupar las paredes. Todo empapado...

Se baja, por supuesto sin cambiar la cuerda, (tiene memoria de lubina), y nos grita que bajemos que hay sitio para tres. Era mentira, no hay una puñetera repisa en todo el pozo; tan solo dos montoncitos de barro, alejados de la cuerda, dónde pretendía que Adolfo y servidor, estuviéramos con el culo al aire mientras él continuaba la instalación hacia abajo.

Nos rebelamos y nos tomamos otro cafetito en el meandro, mientras él instalaba todo el pozo hasta abajo y nosotros esperábamos al Miguel Ángel y a Mercedes. Tampoco instaló tanto, porque resulta que la cuerda que puso Lolo en la salida del 27 y 28 de enero, llegaba hasta el suelo y aún sobraba...

Hago un inciso para declarar solemnemente que D. Manuel (Lolo), las debió pasar muy negras en mitad de aquel pozo de barro con todo el agua que le caía encima, porque los últimos 60 ó 70 metros son de barro y baja agua como si fuese el nacimiento del Orinoco.

Restablecido el ritmo normal de lo que debe ser una exploración seria, (la nuestra no lo fue en ningún momento) Adolfo empieza la bajada para situarse en la cabecera del pozo gordo ¿Y que pasa? Pues otra vez la comba corta y se queda crucificado allí en medio. Empieza a jurar como si estuviese Aceves cerca y como única solución, hay que deshacer el primero de los nudos de la cabecera, que era un ballestrinque, y con tanta maniobra se le pierden los pedales y el pantín.

No es que se le cayeran, que eso le pasa a cualquiera, es que se le perdieron. Otra vez para arriba y a buscar en dos pocetes que hay a los lados del meandro. Que no están. Pues no bajo. Pues te fabricas unos pedales con algo. Ni una puta driza entre todos. Íbamos sobrados. Al final aparecieron y bajamos sin mas percances, salvo el barro omnipresente, para llegar a una rampita en el fondo resbaladiza como el jabón.

Allí tras hacer apuestas sobre la longitud del pozo, nos tomamos el último cafetito y otra vez la desilusión. Ni galerías, ni más pozos, ni ucranianas, ni siquiera un trago de agua que echarse al coleto. Finito, como dice Dirk.

Únicamente un meandrillo, otra vez amplio, cómodo, ventilado, que da acceso una salita donde se adivina, tras una escalada pendiente, una posible continuación. Hicimos un intento en la escalada, dejando una cuerda instalada para terminarla otro día que llevemos drizas, mosquetones, agua..., en fin lo normal que se lleva a estos sitios.



Mas nos vale que no continúe por ahí...Ya veremos. Lo mejor de todo, lo que da una idea de la seriedad de la exploración, fue a la hora de la topografía.
- ¿Quién dibuja?- ... Silencio. Las manos en los bolsillo, los cuatro silbando y mirando a lo alto del pozo.
- ¿Quién mide? - ... La misma escena.... que si yo no veo, que si tengo una catarata, que si me ha entrado una pestaña en el ojo....
- ¿Quién pinta los puntos? - ... Yo no que me mancho..., A mi no me gusta el color....



Nos tuvo que poner firmes Mercedes. - ¿No os da vergüenza?, ¿Cuatro tíos como castillos y no sois capaces de hacer la topo? - ... Quede claro que lo de los castillos era por los demás, no por mí. Al final, solo por no oírla otra vez, hicimos la topo entre todos y dio el resultado que aquí veis.



Para fuera, con la esperanza de que llegáramos a tiempo al bar, que no llegamos. El colofón de la exploración lo puso Dirk desde su pueblo en Bélgica. En mitad de uno de los prados de Bordillas, suena el móvil de Antonio. Pensando que era Pili para regañarle por algo, se pone nervioso. Abre la saca; extrae el bote estanco; vacía el contenido y por fin encuentra el teléfono. No era Pili, era el rubio del norte para pedir novedades.
- Finito -
- Fordumen -
- Adiós -
De que todo esto pasó así y más cosas que no cuento...., Doy Fe ..."